domingo, 13 de abril de 2008

DIARIO DE UN GJAIUGOI

Y entonces el ser humano se miró en el reflejo de la verdad, avergonzándose, reconociéndose en la ignominia de sus actos.

Cómo no iba a fijarme en aquellos seres imperfectos, ajenos a las virtudes de la naturaleza, escasos de pelo y siempre cubiertos de telas que cubren su cuerpo. Ni siquiera mostraban rubor o vergüenza cuando golpeaban a un individuo de la misma especie en su constante y rápido devenir diario. Llevo observándoles varios días con estos ojos que son diez veces menor que los de ellos y aún no logro comprender que no me hayan descubierto. De vez en cuando les escucho estirando mis puntiagudas orejas. Aún sin entender el significado de sus palabras, noto en la mayoría de ellos una ira incontrolada, un sentimiento incomprensible para nuestro pueblo. Hoy me he acercado más a un espécimen, uno bastante singular, puesto que aún habiéndome escondido tras una planta que disimulaba el color de mi pelaje, se ha parado frente a mí. Nota importante. Estos seres tienen unos extraños objetos en el interior de su boca, son blancos y formados en línea, parecen peligrosos.

1 comentario:

  1. Veo en tí capacidad e imaginación para escribir lo que quieras. Buen tema para un cuento. Me ha gustado muchísimo.

    ResponderEliminar